martes, 28 de abril de 2020

Lo que el ojo SÍ vio

Las personas somos capaces de eternizarnos en los recuerdos de los demás. 

Hoy desayuné con la noticia de que Michael Robinson ha cambiado el estadio de la vida por el de la eternidad. Con él se marchan mis primeros sentimientos de amor hacia el periodismo deportivo, mis mañanas de sábado y mis tardes de lunes con "El día... (antes/después)", en el por aquel entonces Canal+.



Era la etapa de mi adolescencia, muy lejana a las típicas actitudes de los años de transición de la niñez a la edad adulta, muy distinta a mi etapa actual... creo que incluso, una de las etapas más bonitas de mi vida.

Ese programa, conducido por el ya eterno Robinson y Josep Pedrerol, me inspiró. Me parecía diferente, divertido pero respetuoso, muy en línea con el periodismo de la época pero con innovaciones que han pasado a dispararse hacia lo absurdo en algunos informativos deportivos de la actualidad. 

Me chiflaba el espacio reservado a "Lo que el ojo no ve", a veces pienso que eso me hizo ser un poco ojo avizor, miope, cuando hacia de periodista de campo en mis tiempos de radio. Todo lo veía, todo lo contaba, nada se escapaba. 

Habían dos días a la semana que eran de rutina y en ellos Michael Robinson era invitado a mi salón cuando cada sábado llegaba a casa después de ayudar a mi madre con la compra. Igualmente ocurría todos los lunes a las 20 horas después de la tarde de estudio y tareas extra escolares. Eran mis momentos preferidos y los recuerdo con gustosa y acogedora sensación de hogar, de juventud y de nacimiento de esos sueños que existieron, pero que el ámbito periodístico cortó pocos años después de lograr la Licenciatura en Periodismo

Se marcha el inglés que nunca acabó de perder su deje británico. Pasa de la efímera y humana existencia de todos, a la eterna vida en los recuerdos resucitados de muchos que crecimos a la vez que su programa. Es curioso el programa de la Vida. Ayer Robinson vivió el "Día antes", quizás sin pensar que  "Día después" su voz nos dejaría caminando solos.






Feliz Eternidad, MICHAEL ROBINSON


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